La alimentación de los más pequeños: clave de su salud futura.

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Cada vez son más frecuentes los casos de diabetes y obesidad de infantil, es un tema que preocupa enormemente a las autoridades sanitarias, pediatras, nutricionistas, padres, etc. y no debemos olvidar que durante la infancia se establecen los hábitos alimentarios los cuales serán muy complicados modificar posteriormente, por lo tanto, la infancia es el momento adecuado para establecer las bases de una buena conducta alimenticia para toda la vida.

Una alimentación correcta durante la infancia es primordial ya que el organismo del niño se encuentra en crecimiento y formación, razones por lo que es más vulnerable ante cualquier problema nutricional. Una alimentación saludable y equilibrada es, por tanto, fundamental para el estado de salud de los niños, y determinante para un adecuado desarrollo y crecimiento físico y mental, así como, para la prevención de factores de riesgo que influyen en la aparición de algunas enfermedades.

Es de sobra conocido que los efectos de la desnutrición en la infancia (de 0 a 8 años) pueden ser nefastos y duraderos, ya que pueden impedir el desarrollo cognitivo y conductual de los más pequeños. Por otro lado, una sobrealimentación o alimentación inadecuada puede desencadenar en los niños enfermedades crónicas a muy temprana edad. Por lo que una buena nutrición, basada en una dieta equilibrada y con patrones saludables de alimentación, es la primera línea de defensa contra numerosas enfermedades infantiles que pueden dejar huellas en los más pequeños de por vida.

Un niño con buena alimentación tiene menos posibilidades de sufrir: trastornos nutricionales, anemia, sobrepeso, obesidad, caries dental y problemas de aprendizaje escolar, además de contribuir en la prevención de ciertas patologías en la edad adulta como son las enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer.

No debemos considerar el peso como único indicador de que el menor sigue una alimentación saludable, pues existe la posibilidad de que el niño posea un peso adecuado para su edad y estatura, pero no ingiera algún nutriente fundamental para su adecuado desarrollo, con lo que su alimentación no es equilibrada, lo que puede acarrearle posibles consecuencias en un futuro.

Una alimentación sana y equilibrada le proporciona al organismo una gran variedad de alimentos en cantidades suficientes para un adecuado crecimiento, desarrollo, y mantenimiento. Para que esta alimentación sea completa se deben consumir todos los grupos de alimentos lo que incluye a los carbohidratos, frutas y vegetales, proteínas, lácteos, grasas y azúcares. La clave es encontrar un balance en el consumo de cada grupo de nutrientes que le proporcione al niño la energía para afrontar el día.

Los niños se encuentran en un periodo de crecimiento importante donde su cuerpo posee unas necesidades muy elevadas de energía y nutrientes, donde cada grupo de alimentos tiene funciones específicas y esenciales, por esto es importante fomentar que nuestros hijos mantengan una alimentación variada. La clave es que nuestros hijos posean hábitos saludables, que entiendan la importancia de una buena alimentación por medio de actividades divertidas que les motive a consumir de todos los grupos de alimentos.

Una alimentación variada y saludable, siempre debe ir acompañada de actividad física. Debemos motivar a los más pequeños a realizar, diariamente, algún tipo de deporte o actividad recreativa (caminar, bailar, patinar, etc.) de forma divertida y evitar el sedentarismo al que cada vez están más acostumbrados.

Cuanto más temprano empiece el niño a beneficiarse de programas de nutrición, mejor será su desarrollo conductual, pues con unos hábitos adecuados en la alimentación y en el estilo de vida, contribuimos de forma positiva en la construcción y modelado de su cuerpo y en la mejora de su salud, rendimiento físico e intelectual.

Algunas pautas a seguir en la alimentación de los más pequeños son:
1- Realizar 5 comidas al día.

2- El desayuno saludable está compuesto por un lácteo, una fruta y un cereal.

3- Tomar 3 raciones de fruta al día, limitar el consumo de zumos envasados.

4- Tomar 2 raciones de verdura al día.

5- Tomar pescado 2 veces a la semana

6- Tomar frutos secos al menos 3 veces a la semana.
7- Tomar legumbres al menos 2 veces a la semana.

8- El aceite más saludable es el de oliva.

9- Limitar el consumo de golosinas y dulces.

10- Limitar o eliminar el consumo de refrescos.

 

Idaira Jiménez Parrilla
Nutricionista – Fisioterapia Amance


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