«Todas las personas merecen ser reconocidas por lo que han hecho y esas historias deben ser contadas”

en CANDELARIA el .

Texto: Tere Coello

Octavio Rodríguez Delgado es el cronista oficial de Candelaria desde el año 2008, designado así en sesión plenaria del Ayuntamiento de Candelaria. Desde el año 1977 ya escribía sobre este municipio, junto al resto de las localidades de la comarca. 

En el año 1998, Octavio Rodríguez fue el pregonero de las Fiestas de la Virgen de Candelaria y también lo fue de las Fiestas de la Virgen de El Carmen y Santa Ana, en el año 2002. 

“Para mí es un honor ser el cronista oficial de Candelaria porque, aunque no nací aquí sí que llevo residiendo en este lugar alrededor de 30 años. No sólo he escrito de este lugar desde la década de los 70 para distintos periódicos, sino que también he publicado diferentes artículos, capítulos y antologías en libros y revistas”, comenta el cronista y recuerda, antes de ser designado como tal, algunas de sus muchas publicaciones: “Antología Poética Popular de Adolfo Pérez de la Rosa”, “Candelaria. La evolución del municipio a lo largo de cinco siglos” y los capítulos dedicados a las Parroquias de Candelaria, publicados en un libro sobre el Arciprestazgo de Güímar. “Posteriormente al 2008 mi actividad no ha cesado. No solo ha sido intensa en cuanto a publicaciones en periódicos y en mi propio blog (blog.octaviodelgado.es) sino también en lo referente a entrevistas en televisión y radio, además de muchas conferencias y otras intervenciones”.

Llevar a cabo esta tarea de cronista, una dedicación totalmente altruista, ha sido una labor intensa e interesante, según propias palabras de nuestro entrevistado quien expresa que toda la dedicación que ha puesto en este cometido ha sido entusiasta, pero lo concerniente a homenajes a personas le ha tocado su fibra emotiva “cuando deciden poner nombre a una calle o hacer un homenaje a una persona ya fallecida o viva, me toca recopilar información y resaltar los valores humanos. Esto es mucho más personal que hacer un artículo histórico”, matiza.

“Tienes que indagar, entrevistar a familiares y amigos o vecinos, a la propia persona si está viva; buscar referencias en archivos y periódicos. Después hay que dar forma, redactar toda la información obtenida y leerlo en el acto en cuestión. Cuando se trata de personas que has conocido, que has tratado… es complicado que no se te haga el nudo en la garganta”, explica Octavio añadiendo que en algunas ocasiones no ha podido evitar emocionarse. “Recuerdo cuando se le puso a una calle de Araya el nombre de un cura, nacido allí, José Antonio Baute Chico. Se trataba de una persona que comenzó a estudiar ya muy mayor (casi 30 años más que yo) y lo tuve conmigo, en el instituto. Después de deambular por distintos centros y seminarios, finalmente se ordenó, como era su deseo, y estuvo de sacerdote en diferentes lugares hasta que padeció un accidente. La vida de esta persona fue una lucha constante contra la adversidad, pero se ganó el cariño de todos; de aquí que se le honrara poniendo una calle a su nombre. Lo cierto es que en la lectura de este homenaje tuve que parar porque la emoción me impedía seguir leyendo”.

Recientemente, Octavio Rodríguez experimentó emociones similares en el homenaje que se le realizó a Néstor Castro Bello, el recordado y querido “guanche de la piedra”, “En la Zona Joven de Candelaria se le realizó un homenaje y fui a leer la semblanza que había hecho de él y, como lo conocía, le había tratado y murió relativamente joven… ¡Fue muy emocionante!”

Octavio Rodríguez Delgado ha realizado innumerables trabajos para el ayuntamiento de Candelaria, dejando constancia y recuperando infinidad de datos que perdurarán a través del tiempo, generación tras generación, mostrando la huella del pueblo que fue y su evolución año tras año.

“La labor que las personas realizan hay que reconocerla, sea la que sea, a nivel internacional, nacional, regional, local o de un barrio. La labor de la gente para mí es fundamental. Conocerlo y divulgarlo me motiva. Un homenaje se hace una vez en la vida y eso provoca que me vuelque en ello bien para la persona homenajeada o para su familia. No me importa si los demás creen que ha sido muy extenso el relato, si la persona en cuestión lo merece. Todas las personas tendrían que ser reconocidas por lo que han hecho y esas historias deben ser contadas”, destaca.


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