¡Felicidades, mamá!

en ISLA el .

 

Hoy celebramos el Día de la Madre y deseamos felicitarlas a todas pero, de una manera muy especial, las y los participantes de nuestro Concurso escriben para ellas, para su mamá.

El resultado de esta convocatoria ha traído consigo  estos mini relatos escritos por María Estela Curbelo, Susy Castro González, Andy Tejera Herrera, Begoña Rosa y Ángela Rabanal González

María Estela Curbelo

Tu corona no es de diamantes, ni de esmeraldas. Tu traje de gala no son vestidos ni faldas. Ni tu manto está hecho de tela.

Tu corona la Gloria de Dios. Tus vestidos, tu humildad, tu manto. Así es como eres: “Mi Reina”.

Semilla de la vida mientras entiendas esto; tu corona “nunca” estará perdida y si tu me llamas tu “hija”, ningún otro alago interesa.

Ponte tu corona reina de mi vida y camina como lo que eres: Realeza, como toda una “Reina”.

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Susy Castro González

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Madre, la que en tus entrañas me llevaste, sin temor a nada. Tu hija que con amor ansiabas.

Toda la vida estuviste a mi lado, amando y guiando, a tu ser amado.

Madre es aquella que siempre te guía, cuando estás sola, cuando estás perdida.

Puede que tú, ahora, ya no estés conmigo.

Puede que el tiempo cure las heridas. Puede que la vida me ayude a ser fuerte, pero te seguiré amando, para siempre.

Tu hija, que no te olvida.

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Andy Tejera Herrera

Los nervios la invadían entrando en esa sala.

La puerta que se abre, su luz, que ilumina.

Momento digno de ser bautizado como el más doloroso de su vida. “Dame vida”.

15 horas más tarde, su mano me acaricia en la mañana. Pasan años, de ella voy formándome.

Pasan años hasta 25. “Nos separamos”.

Me había preparado extraordinariamente bien para saber sobrevivir sin ella.

Desde hoy mismo, hasta el día en que esa luz se apague, esa puerta se cierre, y yo vea una última sonrisa dibujada en su rostro al agradecerle por última vez todo lo que me ha dado. En el día en que será bautizado como el más doloroso de mi vida.

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Begoña Rosa

Ternura de unos brazos que me mecen, de unos ojos que me visten de amor con la mirada.

Refugio en los días de tormenta, consuelo, dulzura y cariño, manos que sostienen que aman sin medida, eres ejemplo de fortaleza, eres inspiración de vida.

Eres luz en mi camino, mi hermana, mi amiga, AMOR en letras mayúsculas,

eres tú, madre mía.

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Angela Rabanal González

Ahí va ella…, altanera…, coqueta…, con un eso de “aquí estoy yo”. No desdice y es armoniosa en todos los ambientes…Le va el traje de campesina con pañoleta y chirucas, el de cocinera, niñera, cantonera, luce como nadie el abrigo de visón, las perlas, los diamantes… Puede desenvolverse ante cualquiera… con sus dotes de marquesa, embajadora, modelo o presidenta. En ella descubrí y sentí la primera gran injusticia a mi paso por el mundo, ¡cuánto talento se pudo aprovechar…..! Me gana en años, hijos, amigos, seguidores y vivencias. Yo tan solo la gano en la infinita admiración que siento hacia ella. Gracias, madre, por concederme el placer de ser tu hija y entregarme la antorcha de la vida.

 


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